Ahora que tu imagen no es la luz,
Ahora que no estás tú,
Te diré, amor, qué significas en realidad.
Tu cara es el desayuno para mis ojos hambrientos,
Y los cabellos alborotados y alborotantes
Calman mi calma y llaman mi congoja de repente,
Y es súbita tu sonrisa de melancolía dorada
Que rompe todas las puertas e irrumpe como el rayo.
Entonces quiero yo ser árbol bajo el diluvio
De palabras que repican en silencio,
De imágenes invisibles, de murmullos. Callo,
Y me concentro en la luz de tu mirada.
Porque tus ojos azabaches, luna del desesperado,
Cuchilla altiva para mis venas,
Son las palabras más bellas,
Son sonrisas en mi rostro trastornado.
Cuando tu voz, amanecer en lo oscuro,
Rejuvenece el tiempo y mi mañana,
Resuena en mi pecho; me dejo cantar por ella, y es duro
El silencio, pero tus gestos de nuevo me bañan,
Y durante unos segundos el mundo es sigilo:
Miro de nuevo en tus ojos las palabras gigantes
Que invitan a la felicidad cambiar los tiempos quiméricos
Por otros que invento, que sueño cuando ya no sonríes,
Cuando ya no eres sol, sino acertijos en la incertidumbre,
Recuerdos implacables, abstracciones lejanas.
No sé cómo decir que te quiero, que te amo
Con la fuerza de los vientos y de las mareas,
Que la luna, alevosa, me reclama en tu ausencia,
Que necesito el contacto de tus manos.
No sé cómo hacerte ver que eres la brisa
Que empuja las alas de mi imaginación,
Que tus ojos negros son maravillosas iridiscencias,
Que eres la paz quieta en esta guerra sin tregua.
1 comentario:
Me gusta mucho sobre todo "Que la luna, alevosa, me reclama en tu ausencia" y "que eres la paz quieta en esta guerra sin tregua".
Sigue así, un beso!
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