Nos fundimos en miles de abrazos,
Me extravío en las líneas de tu cuerpo.
Recorro las distancias hasta tus labios
Que se han vuelto inexpugnables e infinitos.
La noche nos espera impaciente: los cipreses
Que languidecen bajo la ventana de
Nos escrutan, perturbados. Ah, ojalá me quisieses,
Joya en mi presente, ojalá un día tus puertas me abras.
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