jueves, 4 de diciembre de 2008

Amor de champurrianas @_@

No hay felicidad más cuerda
que la que tú alimentas con tu sonrisa,
que es como una concatenación
trémula, nerviosa...

Sin embargo, con cada beso, cada abrazo,
siento un zozobra infantil:
¿Cuándo acabará, cuando empezamos?
Esas preguntas que solo se pueden resolver
con un beso, un abrazo...

Te quiero, dices a veces, con esa voz
que mana de un jardín de azucenas.
Y es como cuando el huracán arrasa
y entonces alguien sube el volumen de la minicadena
que resuena por encima del barullo de la tempestad.

Te quiero, repites, expectante:
quieres oír de mi voz el reflejo
inherente a esa expresión tan obsoleta
y sin embargo, tan nueva en tu boca,
tan distante ahora, a cientos de kilómetros,
y tan cercana, a un tiro de susurro.

Y ahora sé, ahora que se desvancen las desavencias,
y queda, al fin y al cabo, el resto de besos
grabado con calma, poco a poco, en mi piel,
ahora, precisamente ahora, sé que te quiero,
que esas dos palabras tan tuyas y mías, tan de nadie
en realidad, no son meras cadencias de unas lenguas ociosas
que dicen lo que quiere ser oído.

Ahora sé que te quiero.

1 comentario:

Javier Güell dijo...

El amor nos hace mejores personas... Me hace feliz saber cuán te está haciendo crecer éste. Como escribe Gala: "Cuando el amor comienza, hay un momento / en que Dios se sorprende / de haber urdido algo tan hermoso. / Entonces, se inaugura / -entre el fulgor y el júbilo - / el mundo nuevamente, / y pedir lo imposible / no es pedir demasiado."